Un 27 de mayo de 1811 nacía en Albisola una niña bautizada ese mismo día con el nombre de Benita Rossello. Hija de una numerosa y humilde familia, donde Dios era el centro y la caridad reinaba entre sus miembros... allí Dios fue modelando el corazón de nuestra Madre.

Nosotros, a través de una profunda celebración recordamos y nos dejamos iluminar por las virtudes de Santa Josefa: la oración, el servicio y la misión. Mediante un relato, signos, cantos, oraciones y dramatizaciones nos dejamos inflamar el corazón de amor a Dios impulsados por esta joven llena del Espíritu Santo.

A través de fotos y la experiencia de un misionero rossellano rafaelino, palpamos ese deseo de nuestra Santa Madre que sigue siempre vivo: “Quisiera tener los brazos tan largos para abrazar al mundo entero y hacer a todos el bien”.

Que el espíritu de la Madre siga siempre vivo entre nosotros y su gran amor a Dios y a los hermanos siga moviendo nuestros corazones y nos ayude a ser misericordia en nuestras familias, en la escuela, en el mundo...

¡Gracias, Grupo de Niños Rossellanos, por regalarnos este momento!