SEMANA SANTA Imprimir

ENTRADA DE JESÚS EN JERUSALÉN.

Los niños de salas de 3 años recibimos a Jesús como Rey de nuestras vidas. Con porras de colores alabamos, con amor y alegría, como lo hizo la gente de Jerusalén cuando lo vieron entrar montado en un burrito.

Y como signo de recibirlo como “Rey” abrimos las puertas de nuestro corazón y pegamos en ellos una corona, que nos recuerda Quién es el Señor de nuestras vidas.

JUEVES SANTO.

Jesús sabía que se acercaba un momento importante en su vida y por eso quería compartir una comida con sus discípulos para manifestarle su inmenso amor.

Nosotros fuimos parte de esa comida, nos vestimos con túnicas, fuimos a un lugar especialmente ambientado y con la mesa preparada. Jesús nos lavó los pies y nos manifestó que quería también que nosotros nos ayudemos unos a otros. Después partió el pan y lo repartió y nos enseñó a compartir.

Nos sentimos realmente felices, amados y con nuestro corazón lleno de luz.

VIERNES SANTO.

Esa luz de nuestro corazón, de sentirnos cerca de Jesús, a veces la vamos apagando cuando peleamos, no hacemos caso a los papás, no escuchamos o no queremos compartir los juguetes…

De la misma manera, personas de corazón duro quisieron apagar la luz de Jesús, de sus palabras, de sus buenas obras, y el viernes Santo lo contemplamos a nuestro rey en la cruz.

Nosotros adoramos la cruz y la besamos, porque confiamos que la luz de Jesús volverá a brillar… Por eso nos quedamos cerquita de María esperando a nuestro Redentor.