José de Nazareth. |
En este Adviento es grato volver la mirada a San José. Y con él, a tantas y tantos Josés silenciosos y serviciales, mansos y humildes, siempre disponibles, allí donde se los necesite, decididos protectores de esta Vida que se nos regala y que se viene acomodando en pañales. Danos, Señor, la confianza y la capacidad de acogida que San José tuvo para aceptar tu plan y acoger al Hijo de Dios que su prometida gestaba en su interior. Que nosotros también nos preparemos para recibirte en esta última semana de Adviento.
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